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viernes, 9 de septiembre de 2011

Energía Metabólica Humana: reposicionamiento entre las ERNC






Por Otto Lührs Middleton
La ausencia de la Energía Metabólica Humana (EMH) de la gestión pública y privada nacional, es normal y a la vez impactante. Normal, pues se le ha invisibilizado como fuente energética relevante a nivel global a la par de la industrialización de los procesos productivos humanos, no sólo en Chile. No es el caso ahondar en las causas de este fenómeno, basta decir que hay que buscarlas entre los efectos de un modelo socioeconómico que por valorizar monetariamente y promover aquello que es rentable y generador de dependencia, ha relegado la EMH justamente por ser barata y generadora de autonomía. E impactante, pues hasta la revolución industrial era la fuente fundamental que movía la historia humana, hace muy poco en consideración al tiempo del ser humano en el planeta y más aún a la luz del deterioro ambiental y social que esta transformación tecno–cultural ha provocado en un par de siglos.
Según esto, resulta imprescindible presentar alguna definición que favorezca la comprensión y claridad de lo acá presentado:
Energía metabólica: es aquella generada por los organismos vivos gracias a procesos químicos de oxidación como producto de los alimentos que ingieren. (http://www.profesorenlinea.cl/fisica/EnergiaTiposde.htm; consultado 31.08.11).

        Para quienes hemos trabajado por reinstalar la EMH entre la Energías Renovables no Convencionales (ERNC) -proceso liderado por el Centro de Bicicultura-, nos es habitual despertar perplejidad, sorpresa o subestimación de lo planteado, ya sea tanto entre ciudadanos corrientes como en círculos especializados en temas energéticos, entre la ciudadanía y la clase política, entre consumidores convencionales e incluso en progresistas pro-sustentabilidad.

Sin embargo, debemos revertir esta situación, pues la omisión tiene gravísimas consecuencias, al dificultar establecer políticas públicas, mecanismos y programas con financiamiento. Sobre el valor cuantitativo de esta fuente energética, nos restaremos de aventurar fundamentos, pues colocar cifras a este planteamiento no resulta responsable; justamente es una de las consecuencias de la falta de desarrollo investigativo en este campo. Pero hay valores cualitativos que podemos sostener con seguridad: 
  • Se equilibra nuestra relación gaseosa con el medioambiente, pues la exhalación de CO2 resultante de metabolización de los nutrientes energéticos (carbohidratos, grasas o proteínas), genera un residuo dentro de las pautas naturales de relación del ser humano con su entorno.
  • En un mundo convulsionado y en crisis por la falta de equidad en la distribución de la riqueza y siendo la generación y uso de energía una de las condicionantes de la riqueza, la energía metabólica ofrece un potencial democratizador, dado que es patrimonio accesible para todo ser humano.
  • Re-configuración cultural, pues favorecería el desandar el camino desde una cultura a Escala Máquina hacia una cultura de Escala Humana. Transformación de la convivencialidad, ciudades amables, descenso de los índices de miedo y agresividad, regreso de l@s niñ@s a la calle, serían algunos de los primeros y más llamativos efectos.
  • El sedentarismo y todos los males derivados, tiene causan en la desvalorización de la EMH. Somos sistemáticamente empujados por la vida contemporánea, a minimizar nuestra necesidad de movimiento. La maquinización de nuestras rutinas de vida, ha marginado la actividad física al ámbito de lo accesorio. Como resultado de esto, padecemos un presente desarmónico, en desequilibrio con nosotros mismos y nuestro entorno, social o natural. Electrodomésticos, autos, cines, videojuegos, supermercados, etc., ocupan tal relevancia en nuestra cotidianeidad, que se nos permite satisfacer necesidades de traslado, alimentación, recreación, entre otros, casi sin movernos. ¿No es paradójico invertir recursos en artefactos y servicios que nos ayudan a vivir sendentariamente y luego invertir más recursos en gimnasios o centros de salud para reparar los daños del sedentarismo?
         Es predecible que estos planteamientos surgan desde personas o entidades vinculadas a la promoción de la bicicleta como vehículo. El transporte es el rubro donde resulta más evidente la invisibilización de la EMH.
         En respuesta urgente a la necesidad de independizarnos de los combustibles fósiles, entidades públicas, ONG`s, la academia, buscan las alternativas en lo que se ha llamado Energías Renovables no Convencionales (ERNC); exploran el hidrógeno, electricidad, el sol, viento, etc. Y a pesar de que la bicicleta es uno de los vehículos más utilizados en el mundo y hay ciudades en donde la repartición modal de medios de transporte da lugar significativo a la bicicleta, no surgen conceptualmente los nutrientes alimentarios como fuente de energía.
          La bicicleta, señalada ya como dispositivo de cambio, artefacto transformador de vidas, de ciudades, lleva desde la praxis a la reflexión hacia un cambio de valoración, a un darse cuenta sobre la relación energética que la humanidad ha construido con su entorno social y natural. Si bien hoy la contribución más significativa y evidente de la EMH se verifica en el área del transporte individual de personas y carga liviana, su potencial aplicación es muy amplio, como se puede ver en:
La EMH siempre ha sido una ERNC, el asunto es reconocerlo o no y comprender los efectos de la postura y acciones que al respecto se tome.

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